lunes, 28 de marzo de 2011

Dolls

La habitación del alquimista
 
El vapor surge del molde de la muñeca subitamente al ser sacada por Petrov del horno, y justo después de ser mojada surge su piel.

Petrov la deja enfriarse, el eterno aliento de Rusia asiste en esta labor. Ese frio asesino que es mejor atender encerrado en oscuros calabozos de piedra, afuera el frio mata,y si no, lo hacen las armas de los nazis, eso Petrov lo sabe bien, por eso duró encerrado mucho tiempo, creando su obra maestra.

Bien se sabe que el arte es lo único que puede salvarnos de la ignominia, más nunca de la guerra. Las armas hacen más que los pinceles, pero a Petrov solo le importaba vivir, y darle vida a su muñeca, a la cual llamó Selma.

Cabello por cabello fue adhiriendo a su cabeza con pinzas, la muñeca gemía, vivía, es increible. Petrov tenía el alma que todo artista tiene, el alma de un alquimista, y Selma era su muestra de la inmortalidad, al terminar de pegar los cabellos Selma lo abrazó, y Petrov la besa, fundiendose un momento en calor en esa gélida Rusia.

Después de amarla, pasa sus manos y seca a su muñeca, dejándola limpia e inmaculada,con un mirar melancólico y vivo en sus vidriosos ojos falsos.

De repente las bombas arrojaron a estas almas de nuevo vivas al suelo, dejándolos sucios de nuevo en el suelo, mojados ahora de polvo, hollín, nieve y rocas.

Las SS entran a la habitación del alquimista, llevándoselo a él arrastrado, este extiende la mano pero no alcanza a palpar a Selma que lo sigue mirando con los ojos melancólicos y falsos.
 
Ella queda ahí, en el suelo, sucia, pero con cierto fulgor del alquimista, queda limpia, en medio del sucio cuarto y de una Rusia manchada de polvora y sangre, y de repente, la inercia la lleva a recostarse un poco y quedar eternamente tendida ahi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario