Y se abren las hojas raídas del libro, cápitulo 1, el día que el día lloró, los cantares y súplicas se escuchan como un requiem tan bárroco y antiguo de los inocentes asesinados por la mano de la Inquisición. originando a un alma de cristal que brilla en medio de la oscuridad, como el dorado de ese organo de iglesia mortuorio y morbido que suena, el sonido de la muerte y del paraiso a la vez, un requiem aeternam para ellos,desde Do menor, la nota primigenia, esa que antecede el canto gospel,el canto de la muerte complice, esas que sucedían bajo las pálidas sombras de la luna, esas que ofrecen un canto firme, el canto firme de la muerte.
Pérdido en una reunión de medianoche, coloco este albúm, corto, como un augurio.
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